Duelo interrumpido
«Paseaba con su padre por el bosque de Boulogne cuando se le ocurrió la idea de representar una escena dramática, moderna, en un lienzo de grandes dimensiones. La consultó con aquél, su mejor compañero, y como éste aprobara el proyecto, dio principio a su trabajo tan pronto como regresó a Roma»
J. Cascales y Muñoz
A raíz de su viaje a París en 1889, con motivo de la Exposición Universal, Garnelo comienza a abocarse a las corrientes francesas y presenta, a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890, un cuadro que en España sería motivo de polémica por su sentido renovador, «Duelo interrumpido».
Miguel Carlos Clémentson nos analiza a fondo este permanente espíritu de cambio de Garnelo, siempre preocupado por asimilar las nuevas corrientes. De la misma manera que había abandonado la influencia de sus maestros «históricos» del período estudiantil, renegaría de Toulouse Lautrec para seguir a Courbet en lo de hacer un amargo realismo encaminado a influir en la moral social.
En la capital francesa se respiraban por entonces nuevos aires renovadores para la pintura; pasado ya el impresionismo se imponía la nueva tendencia neoimpresionista. Garnelo estudia y observa las distintas escuelas y tendencias y, como fruto de sus reflexiones, concibe el «Duelo interrumpido», un intento de apartarse de la trayectoria marcada por sus profesores, ajeno a aquella tradicional avalancha de cuadros históricos.
La temática del cuadro lo afilia al llamado en su época «realismo de la vida actual»; se reproduce, con algunas licencias, una de las escenas más dramáticas de la obra del popular novelista de entonces Jorge Ohnet, «Le Maître des forges». A su regreso a Roma se dedica intensamente a componer dicho cuadro, basándose en los numerosos apuntes y notas tomados en París del natural. El Director de la Academia Romana se opone a que el joven Garnelo pinte más cuadros que los reglamentarios. Por fin, a regañadientes, consigue acabar la obra y la remite junto a «Sin trabajo», otro de los cuadros elaborados bajo la influencia de las nuevas tendencias parisinas, a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890; por medio del embajador de España consigue el permiso para ir a Madrid acompañando a sus lienzos, y el Ministerio del Estado le concede la posibilidad de permanecer durante el mes de mayo de este año en la capital. La obra obtiene Segunda Medalla y levanta gran polémica entre críticos y profesionales. Pedro de Madrazo aplaude sus aciertos de color, y Federico Balart elogia su composición y la elección de un asunto pictórico y dramático a la vez. Acerca del cuadro el Barón de Alcahalí, en su «Diccionario Biográfico de Artistas Valencianos», escribe:
«Aunque predomina en esta obra el corte francés, resulta innegable que estuvo Garnelo verdaderamente inspirado, castizo de color, sincero en la ejecución, entendiendo por esto la ausencia de manera determinada, defecto tan común en nuestros jóvenes pintores, y razonando perfectamente el natural, la obra resulta por todo extremo atractiva…»
José Cascales y Muñoz recoge en su artículo titulado «José Garnelo y Alda» un amplio comentario acerca del cuadro y de su periplo europeo:
«Duelo Interrumpido» fue un acontecimiento en aquel concurso. Se admiró y elogió por todos los inteligentes; se discutió mucho en el Jurado, parte del cual quería darle una Primera Medalla y, después de un reñido combate se le adjudicó un Segundo Premio por las escrupulosidades de unos jueces faltos… de valor para prescindir de ciertos convencionalismos académicos.
A pesar de todo no ha podido ser más grande el triunfo conquistado por Garnelo, pues la deficiencia de los jueces ha sido compensada por el éxito extraordinario que aún sigue teniendo la obra, la cual ha recorrido y recorre las principales capitales de Europa, dando a su autor merecido renombre y considerable utilidad.
Sin perder su propiedad y con un seguro de 12.000 duros, entregó el citado cuadro a una empresa de industriales, y estos se encargan de explotarlo por todo el Viejo Mundo, con la obligación de entregar a Garnelo la mitad de los productos que rinda la exhibición de «Duelo Interrumpido», el que ha rentado ya una fuerte suma»
El cuadro, en fin, llegó a ser tan difundido en las ilustraciones extranjeras que fue copiado en figuras de cera para mercados navideños.
Después de figurar durante bastantes años en la colección personal del pintor, pasada la Guerra Civil, su amigo Manuel González Martí, por entonces director del Museo Provincial de Valencia, viajó a Madrid para visitar a Garnelo y obtener de él algunas donaciones para su institución. Por el propio González Martí sabemos que “Duelo interrumpido” era de las obras más apreciadas del autor, nunca había querido desprenderse de ella.
Gracias a su generosidad, el Museo de Bellas Artes de Valencia cuenta hoy con varias obras maestras de José Garnelo y Alda; “Duelo interrumpido”, “Muerte de San Francisco de Asís”, “Santuario ibérico” y “Canzonetista Pepita Sevilla”.