EL MUSEO

Vista general "Casa de las Aguas"
Vista general «Casa de las Aguas»

HISTORIA

El Museo Garnelo de Montilla nace como resultado de una convergencia de voluntades entre el coleccionismo privado y las instituciones públicas, con una intención precisa, que no es otra que situar en el lugar que corresponde por méritos propios a uno de los artistas más destacados de la pintura española, cuya biografía se inserta en una etapa apasionante de la historia de nuestro país, sometida a grandes transformaciones que afectarán de manera determinante a la nueva dinámica social, cultural y económica que llegará a constituir para nosotros la esencia del siglo XX.

José Garnelo, partiendo aún de los últimos destellos del arte decimonónico, supo adecuar su programa pictórico a las nuevas alternativas que se proponían desde la vanguardia, asumiendo en todo momento una disposición reflexiva y crítica respecto a ésta, que le llevó igualmente a desplegar una búsqueda constante de nuevos planteamientos estéticos, sin renunciar, en lo relativo a la práctica de la pintura, a todo aquello que él juzgaba que eran sus valores imperecederos. Guiado por esta idea, el artista nunca se dejó seducir por la disolución de la estructura formal, ratificando constantemente en el desarrollo de su programa compositivo este, para él, irrenunciable factor constitutivo de la obra de arte. Educado en el desenvolvimiento de lo que se ha venido a denominar Pintura de Historia, José Garnelo adoptó una disposición receptiva —y al tiempo reflexiva— respecto a los nuevos planteamientos artísticos, propiciando con su actitud el advenimiento de importantes innovaciones en el dominio del arte. Impartió docencia en las Escuelas Superiores de Bellas Artes de mayor solvencia en España; conoció personalmente a los autores más destacados de la vanguardia de su época, circunstancia que le posibilitó estar puntualmente informado acerca de las últimas tendencias artísticas; viajó incansablemente por Europa, visitando sus más bellas ciudades, estudiando minuciosamente el contenido de sus más célebres museos; renovó con sus planteamientos pedagógicos la docencia artística, incentivando el estudio de la figura en movimiento y la práctica del dibujo de memoria, en detrimento de los sistemas convencionales basados en la mímesis, aplicada a la estatuaria clásica. Entre sus numerosas distinciones destacan la Primera Medalla obtenida en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892, varias Segundas Medallas (otorgadas en las convocatorias de 1887 y 1890), Medalla de Oro en la Exposición Universal de Chicago de 1893 y la Mención de Honor lograda en el Salón de París, en 1896. Fue pensionado de la Academia Española de Bellas Artes en Roma, Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Subdirector del Museo del Prado y Pintor de la Corona. Igualmente fue condecorado con los nombramientos de Oficial de la Orden de Leopoldo II de Bélgica, Comendador de Número de la Orden de Alfonso XII, Caballero de la Real Orden de Carlos III y de la Legión de Honor francesa.

Como en todo proyecto, también en éste existe una fecha de partida. El 5 de noviembre de 1999, atendiendo una propuesta que tuve el honor de plantear tiempo atrás, se estableció el compromiso de crear el Museo Garnelo de Montilla. Mediante este acuerdo, un reducido grupo de coleccionistas privados se comprometían a ceder 50 obras originales del pintor, representativas de las distintas etapas creativas del artista, para definir el contenido inicial de la colección, un fondo patrimonial que dotara de contenido al futuro Museo, adoptándose, igualmente, el convenio de ir enriqueciendo progresivamente dicho fondo pictórico con la incorporación de nuevas obras, coyuntura que se atendió inmediatamente con la donación del cuadro Gitanas, por parte de las hijas del doctor D. Enrique Moyano, que fue amigo personal del pintor. De otra parte, el Ayuntamiento de Montilla, con su edil D. Antonio Carpio a la cabeza, sólido cimiento de este proyecto, manifestando un talante de sincero compromiso con la cultura, adquirió la “Casa de las Aguas” —un hermoso inmueble del siglo XIX, el mejor marco que pudiera haberse dispuesto en esta ciudad—, para configurar un ambicioso centro cultural de proyección nacional, donde tuviese cabida el Museo.

El día 18 de diciembre de 2000, tuvo lugar en el salón de plenos del Excmo. Ayuntamiento de Montilla la firma del protocolo para la cesión de obras con destino al Museo Garnelo. Este acto, presidido por la Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, contó con la comparecencia de la corporación en pleno, aglutinada unánimemente en torno a este importante propósito museístico, y un nutrido elenco de familiares del pintor y coleccionistas colaboradores del proyecto. Después de la firma del protocolo de cesión de obras para la creación del Museo Garnelo —en el que hemos de destacar la altruista aportación de D. Manuel Cabello de Alba Moyano y de D. Joaquín Cuello Garnelo, pilares fundamentales de este proyecto—, fue preciso presentar un Programa pormenorizado del mismo, convenientemente planificado y descrito, con consideración de los aspectos normativos precisos, ante la Dirección General de Instituciones del Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, con objeto de determinar su viabilidad y fundamentar su inscripción en el Registro de Museos de Andalucía, acción que se llevó a término a mediados de 2001. Finalmente, el 15 de enero de 2002 fue cursada, por parte de la Consejería de Cultura, la aprobación institucional de la viabilidad del mismo.
El Museo Garnelo de Montilla se reafirma como un proyecto necesario y de enorme trascendencia para esta ciudad andaluza, con amplia influencia, igualmente, para toda una dinámica comarca de creciente densidad de población. Montilla tenía una deuda pendiente con uno de sus más ilustres vástagos —en 1893, tras haber sido distinguido con la Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892, fue nombrado Hijo Adoptivo de Montilla—. José Garnelo había gozado en vida de gran prestigio artístico y académico, pero quizás ese reconocimiento temprano actuó como condicionante negativo tras su muerte, al margen de la radical metamorfosis hacia el informalismo que se operó en el gusto artístico a principios de los años cincuenta en nuestro país. Aunque en la actualidad se está produciendo una importante revalorización de su pintura, hasta la fecha ha faltado la concreción de un espacio físico dedicado íntegramente a la exposición de una buena selección de sus obras, que permitiese dejarlas hablar por sí mismas, de manera que el gran público pudiera acceder al conocimiento de lo más destacado de su producción. La mayoría de los trabajos del pintor se localizan en colecciones privadas, que no pueden visitarse habitualmente, y sus obras más relevantes están en edificios oficiales de difícil acceso para el espectador.

El presente proyecto, la creación del Museo Garnelo, en Montilla, constituye la concreción de la primera colección pública, con sentido monográfico, dedicada al artista, un merecido ofrecimiento que ha tardado tiempo en germinar —pero no por ello menos importante, al atender diversificadas funciones: instrumento permanente de educación, especializado banco de datos, foco cultural accesible al ciudadano…—, concebido con amplias perspectivas de futuro, que se va a convertir en breve espacio de tiempo en un entorno aglutinador de la memoria y de la obra del pintor, y en un eficaz instrumento de coordinación de toda aportación que venga a enriquecer el legado garneliano.

Tras la puesta en marcha del Museo, se adoptarán iniciativas tendentes a recuperar la obra dispersa del pintor existente en algunas instituciones oficiales españolas, que no estén en este momento expuestas al público, de manera que contribuyan con su presencia a dimensionar de manera cada vez más rotunda este espacio natural para el pintor, que Montilla quiere perpetuar para el futuro.

El Museo Garnelo despliega sus fondos ocupando ocho salas de la Casa de las Aguas, el vestíbulo y la escalera principal de acceso a la primera planta del edificio, y los paramentos constitutivos de las cuatro galerías acristaladas recayentes al patio. Las 180 obras que componen la colección han sido especialmente seleccionadas para que la visita a la institución constituya un recorrido ampliamente representativo de las distintas etapas y múltiples facetas del artista, con objeto de que el espectador pueda valorar con justeza la auténtica dimensión y la excepcional valía de la producción del pintor.

Llevados por el planteamiento anteriormente referido, se han incluido dibujos, acuarelas y, sobre todo, óleos, atendiendo asimismo una gran variedad en lo referente a las temáticas: pintura religiosa, donde podemos destacar la obra Dolorosa; de historia, apartado en el que sobresale el lienzo titulado El Pedagogo; mitológica, temática magníficamente representada por su voluptuosa Bacante; alegórica, en la que destaca a la par, en sensualidad, la acuarela denominada La Belleza; costumbrista, género en el que podríamos insertar su expresiva composición titulada Gitanas o su dinámica Capea en las Navas del Marqués. Entre los paisajes encontramos en la colección distintos trabajos del artista, quizá el más representativo entre ellos sea Olivos y cipreses en Corfú, obra de gran luminosidad y ricas transparencias. Por último, hemos de hacer mención igualmente de sus retratos, especialidad en la que Garnelo fue un destacado maestro, hasta el punto de ser nombrado en su época Pintor de la Corona. El recorrido del Museo se inicia a través del vestíbulo y la escalera principal, donde se han emplazado distintos retratos de los integrantes de esta estirpe garneliana dedicada al despliegue del arte. Al acceder a la primera planta nos situamos en la Sala 1 del Museo, en la que destaca un jugoso autorretrato, acompañado por otras composiciones de figura. En la Sala 2, junto a otras importantes obras, tendremos ocasión de valorar uno de sus más impactantes trabajos: el retrato realizado a su madre, de una sobriedad y elegancia extremas. La Sala 3, una estancia de conexión con las galerías del patio, contiene composiciones de carácter histórico, mientras que en los paramentos del claustro superior se han dispuesto temáticas de paisaje, junto a algunos retratos representativos de las distintas épocas del artista. En la Sala 4 se secuencian bocetos y estudios previos correspondientes a su dedicación a la pintura mural, habiéndose configurado un conjunto de gran interés artístico y documental. Su pintura de género y costumbrista se aglutina en la Sala 5, y en la Sala 6 se exhibe un emocionante compendio de sus magníficos apuntes sobre tabla —concretamente sesenta obras—, que sin duda constituyen el conjunto más impactante de la colección. La Sala 7 está dedicada a sus dibujos y acuarelas, aglutinándose en ella más de treinta trabajos. Finalmente, la Sala 8 contiene un nutrido compendio de pintura religiosa, y algunos ejemplos de su producción última, concretamente relativos a su serie “Fuente Ovejuna”, composiciones de gran expresividad.

Vinculada a todas estas obras y como ámbito de estudio específico ha sido constituida la Biblioteca del Museo Garnelo, creada por D. Manuel Cabello de Alba Moyano, que ha contado para su concreción con la generosa colaboración de los herederos y familiares del pintor; en ella se conservan: la memoria literaria del artista —una faceta igualmente relevante de su poliédrica personalidad—, su correspondencia, un amplio archivo fotográfico de carácter testimonial, así como muchas de las más importantes distinciones originales obtenidas en vida por el pintor, constituyendo todo este material un nutrido repertorio documental que permitirá a los especialistas en Historia del Arte profundizar sistemáticamente en el estudio de su biografía y de su obra. Todos estos valiosos originales han sido minuciosamente digitalizados y en breve plazo quedarán a disposición de los investigadores, con lo que se dará un importante paso para posibilitar una consideración fundamentada del itinerario vivencial del hombre y del artista, implicando con ello la apertura de un apasionante campo de indagación y análisis, secuenciado con una metodología científica, en torno a su figura y a su obra.

Como competencia adicional, pero de índole prioritaria, conscientes de que la vigencia y continuidad de este tipo de proyectos precisan de una tenaz dinamización, se programarán actividades tendentes a promocionar la existencia y el conocimiento del Museo Garnelo de Montilla en el ámbito nacional, y en el entorno especializado de los pintores e historiadores del arte.

Vista desde la escalera de acceso a la 1ª planta
Vista desde la escalera de acceso a la 1ª planta

EDIFICIO. LA CASA DE LAS AGUAS

La casa-palacio conocida popularmente como “Casa de las Aguas”, recibe este nombre por estar situados en este recinto los depósitos de agua que servían para el suministro de la ciudad. “Hasta el año 1872 se careció de aguas potables en el interior de la población”, recoge Morte Molina en sus Apuntes, en los que ya aparece una primera mención a un “edificio de la calle San Fernando” que albergaba los depósitos desde donde se distribuía el agua hasta los puntos más alejados de Montilla. El feliz iniciador de estos trabajos y el impulsor del abastecimiento de agua a la población fue el ingeniero militar José María Sánchez Molero, que vino a la ciudad en busca del campus mundensis, en 1864. Vivió en esta casa, junto con su señora, hasta su muerte y luego pasó a propiedad de su sobrino, Ángel Sisternes.

Más tarde, en 1940, la casa fue adquirida por la Condesa de Aguiar, hermana del VII Conde de la Cortina y es objeto de una serie de reformas proyectadas por Aníbal González. De esta época es la amplia escalera que da acceso a la primera planta. Francisco de Alvear y Gómez de la Cortina fue otro ilustre inquilino de esta casa, en la que vive junto a su hermana, hasta su muerte en 1959.

El edificio es una casa palacio “de nobles trazas” y el estilo característico de las casonas señoriales de fines del siglo XIX. Está ordenada en torno a dos núcleos diferenciados que se comunican mediante un jardín. La vivienda se estructura en tres dobles crujías alrededor del patio claustrado, con tres plantas de altura.

Es de destacar el juego de color en el patio, con los pilares de ladrillo visto y las molduras en blanco. En su configuración, responde a la corriente historicista- renacentista de la que tantos ejemplos hay en toda Andalucía.

La casa fue adquirida por el Excmo. Ayuntamiento de Montilla el 17 de abril del año 2000 y, después de las adaptaciones pertinentes, se constituye en punta de lanza de la cultura en Montilla, en un marco como éste, que encierra algunas de las mejores páginas de nuestra ciudad en el siglo pasado.
La planta baja, que cuenta con un amplio jardín, da entrada al Museo Garnelo que ocupa, además, toda la primera planta del edificio. Este espacio incluye dependencias anejas al Museo (sala de audiovisuales, recepción), y también se encuentra aquí la Capilla-Oratorio del antiguo Asilo de Los Dolores, pequeña joya arquitectónica que conserva los primeros frescos que pintó José Garnelo, junto a su hermana Eloísa, en 1886.
El Museo es la cátedra abierta de este montillano de vocación y sede permanente de una obra, al mismo tiempo andaluza y universal. José Garnelo (1866- 1944), el pintor más culto de su época, incansable buscador de nuevos planteamientos estéticos, supo aunar en una síntesis magistral, el clasicismo más depurado con las nuevas tendencias de la vanguardia en aquel apasionante tránsito de los siglos XIX y XX, para legarnos una obra rica y diversa que hoy podemos contemplar en el Museo que Montilla, como preclaro hijo suyo, le dedica.

En feliz simbiosis con las obras de Garnelo, la planta segunda del edificio alberga la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque en la que se integra un extenso conjunto de treinta mil volúmenes, entre los que se hallan la mejor colección de historias locales de las existentes en España, junto a un buen número de raros ejemplares y joyas bibliográficas, y la Biblioteca del Museo Garnelo, que conserva celosamente la memoria literaria del artista, su correspondencia y un amplio aparato documental para profundizar en su obra.

Con este proyecto, Montilla manifiesta su voluntad de proseguir en ese “renacimiento” que ya desde el siglo XVI, convirtió a esta ciudad en un activo foco intelectual, donde El Inca Garcilaso y Cervantes escriben páginas inmortales, y Martín de Roa y San Juan de Ávila ejercen su sabio y provechoso magisterio.