«RECUERDO DE LOS OLIVARES DE MONTILLA» Nueva obra incorporada al Museo Garnelo, por donación de la Familia Ros Acevedo

Ayer, jueves 18, tuvo lugar en el Museo Garnelo la presentación de la obra «Recuerdo de los olivares de Montilla». Se trata de una bellísima  tabla, de 20 x 31 cm., que transmite un recuerdo lírico y evocador de los paisajes de Montilla, la tierra del pintor. El acto fue acompañado por una magnífica conferencia de José Antonio Cerezo Aranda, Director Honorario del Museo Garnelo: «La labor de mecenazgo en José Garnelo y Alda», que nos ilustró en una faceta del maestro desconocida para muchos.

El Museo Garnelo quiere expresar a la familia toledana Ros Acevedo su más profundo agradecimiento por la generosa donación de la obra que conservaban. Su incorporación a nuestra colección representa mucho más que la suma de una pieza artística. Se trata de un acto de generosidad y compromiso, con el arte y la cultura, que valoramos inmensamente. En tiempos en los que la conservación del patrimonio cultural requiere del esfuerzo conjunto entre instituciones públicas, privadas y la ciudadanía, gestos como el suyo destacan por el ejemplo que brindan a nuestra comunidad.

Según las referencias que nos transmite doña Beatriz Ros Acevedo, la obra proviene de la herencia de su madre, de un familiar que pudo haber tenido relación personal con Garnelo. De esta tabla no solo procede alabar su notable calidad artística; además, posee el valor de ser un delicado eco de la Montilla recordada por Garnelo; un pequeño fragmento de la historia de su paisaje, hecho arte por el maestro. Sabemos que no es sencillo desprenderse de una pieza que ha acompañado generaciones a la familia, y es por ello que este gesto nos honra profundamente. Recibirla implica para nosotros una gran responsabilidad: la de conservarla, investigarla y, sobre todo, compartirla con el público, garantizando que su belleza y significado continúen vivos a través del tiempo.

Acto de presentación y conferencia de José Antonio Cerezo

«Recuerdo de los olivares de Montilla», 1916

La composición no busca una descripción detallada ni académica del paisaje, sino una impresión emocional, casi melancólica, como si la imagen emergiera de la nostalgia del artista. Se organiza en franjas horizontales sucesivas; esto genera una sensación de profundidad gradual. El horizonte lejano, coronado por la silueta de Montemayor, se eleva como una sombra difusa en contraste con los primeros planos, donde los verdes y ocres de la propia tabla sugieren los olivares y los campos cultivados. Hay una atmósfera de serenidad que trasluce el vínculo afectivo del pintor con su pueblo.

La mancha oscura de vegetación en el centro y la luz más clara del cielo crean un balance armónico que evita rigidez, permitiendo que el ojo del espectador sea capaz de viajar suavemente, pese a las reducidas dimensiones de la tabla. El recurso de la lejanía se logra con veladuras, colores apagados y contornos difuminados en el horizonte, herramientas cercanas al paisajismo romántico y al impresionismo. Garnelo emplea aquí un estilo mucho más libre que en sus composiciones académicas o históricas. La pincelada es suelta y rápida, breve, pastosa y cargada de materia en algunos sectores, dotando al paisaje de una extraordinaria frescura y vitalidad.

En este tipo de obras de carácter intimista, se aleja el artista del rigor académico, para entregarse a una pintura más subjetiva, casi de ensoñación, donde importa más la emoción personal que la exactitud topográfica, de ello tenemos una excelsa muestra en nuestras salas.

 

                                    F. R.

 

LA LABOR DE MECENAZGO DE JOSÉ GARNELO Y ALDA. Presentación de la obra «Recuerdo de los olivares de Montilla»

 

El próximo jueves, 18 de septiembre, a las 20:00 horas, José Antonio Cerezo Aranda, Director Honorario del Museo Garnelo, pronunciará en la Casa de las Aguas la conferencia «LA LABOR DE MECENAZGO DE JOSÉ GARNELO Y ALDA»

La labor de Garnelo como mecenas es amplia y se extiende en todos los aspectos del termino mecenazgo: docencia, donaciones, publicaciones…, incluso protagonizó un convencido activismo en la defensa del arte. José Antonio Cerezo abordará esta faceta del maestro, para muchos desconocida.

En el mismo acto será presentada la tabla «Recuerdo de los olivares de Montilla», donación realizada por la familia toledana, Ros Acevedo, al Museo Garnelo.

GARNELO EN EL HOMENAJE A CARLOS CLEMENTSON. «COLORES Y FORMAS PARA UN POETA»

«… Pocos empeños más atractivos que el de honrar al mayor autor vivo que tenemos en Córdoba, ahora que ha rebasado los ochenta años. Más allá de las modas, Clementson ha sido siempre un poeta de guardia, a la vieja usanza, independiente, riguroso, de fertilidad desbordante y obra indiscutible.» 
Comité organizador: Miguel Clementson Lope, Bernd Dietz, Eduardo Mármol y Juan Miguel, Moreno Calderón.

Carlos Clementson es una figura fundamental en la poesía cordobesa actual. Su obra se distingue por un clasicismo contemporáneo, combina una reflexión intimista, de sólida y exquisita base formal, con una sensibilidad moderna, abordando temas universales como el paso del tiempo, la memoria y la belleza. Esta fusión lo convierte en puente entre la tradición y la contemporaneidad. Ha sido una influencia clave para varias generaciones de poetas en la región, no solo a través de su escritura, sino también por su papel como catedrático de Literatura y su labor de divulgación cultural. El impacto de Carlos Clementson en la poesía de Córdoba va más allá de su producción literaria, promotor de encuentros y lecturas poéticas, su obra ha sido galardonada con importantes premios, consolidándolo como uno de los poetas más importantes de su generación en España. Clementson representa la conexión entre la tradición poética y las sensibilidades contemporáneas, en cierto modo es el guardián de la herencia de Cántico y mantiene viva la llama de la poesía clásica en la Córdoba de hoy.

Del martes 2 al domingo 21 de septiembre, el comité organizador de CARLOS CLEMENTSON, UNA PLEAMAR QUE NO CESA. Homenaje de la Ciudad de Córdoba, nos presenta esta deslumbrante muestra.  Para Carlos Clementson, la pintura no es solo otra forma de arte, sino una disciplina con la que su poesía se entrelaza de manera profunda, comparte la misma esencia que el verso, un espejo donde la palabra se vuelve visible. La pintura tiene la capacidad de salvar algo de la nada y del tiempo. Un retrato o un cuadro pueden capturar la esencia de una persona o de un momento y hacerlo «fiel reflejo incólume» que perdura. Al igual que la poesía, logra «librarte de la nada, rescatarte del tiempo, en realidad fingida, pero alentando vida». A través de «unos pigmentos de color y de luz», el pintor, con su «sabio mester de reiterar la vida», le da cuerpo y alma a lo inerte del lienzo.

Atenas. El Erecteo y el Partenón al sol de la tarde

No podía un homenaje a Carlos pasar por alto la pintura, camino del mismo fin que la poesía; la creación de una realidad que desafía el paso del tiempo y celebra la belleza y la vida. Garnelo estará presente en la muestra con la obra «Atenas. El Erecteo y el Partenón al sol de la tarde», un óleo sobre lienzo dedicado a su amigo, el escultor Miguel Blay.

La fascinación de Carlos Clementson por Grecia es una de las constantes de su obra, se manifiesta en su poesía a través de ese clasicismo contemporáneo que utiliza la mitología y la geografía griega como pilares de su universo lírico. Su interés por Grecia no se limita a referencias superficiales, sino que se evidencia en títulos de sus obras, como Los dioses desterrados y La música de Orfeo: una antología del espíritu griego. Esto demuestra una dedicación profunda al estudio y la recreación del imaginario clásico.

Clementson evoca a Grecia como la cuna de la belleza y la armonía. La luz, el mar y las rocas de sus costas se convierten en símbolos recurrentes en sus versos, elementos que conectan su sensibilidad con un pasado glorioso que él busca revivir a través de la palabra. Grecia no es solo un lugar geográfico, sino una idea, un espíritu que impregna su escritura y le da una dimensión atemporal.

La debilidad de Garnelo y de Clementson por Grecia es similar, ambos la ven como un referente cultural y estético supremo, aunque cada uno la traslade a su obra a través de su propio medio artístico, Garnelo en la representación visual de sus mitos y Clementson en la evocación lírica de su espíritu y su paisaje. En la obra de ambos, el Mar Egeo, el sol y las ruinas hablan de la memoria, el tiempo y la condición humana.

El Museo Garnelo se suma a este merecido homenaje y reitera su eterno agradecimiento a Carlos por su Non omnis moriar. Verso y prosa para un panorama de la cultura española, un diálogo poético y reflexivo entre la literatura y la pintura, que dedicó a Garnelo en 2006. Nuestro agradecimiento hace que esta obra de Clementson se integre hoy en el discurso curatorial del museo, como un enlace vital entre la pintura y la poesía que enriquece la experiencia del visitante.

 

                                    F. R.