“LA MUERTE DE LUCANO”, RESTAURADA EN EL MUSEO DEL PRADO, ES PRESENTADA A LOS MEDIOS

1 de octubre de 2018

Retransmisión del acto de presentación en el Museo del Prado

TeleMadrid

Hoy culmina el largo proceso de restauración de La muerte de Lucano. La obra ha sido expuesta en la sala 61 del Museo del Prado, en una rueda de prensa que ha dado a conocer el laborioso trabajo de recuperación dirigido por Lucía Valverde.

Es un gran día para nuestra institución; vemos cumplido nuestro deseo, dieciocho años después de las primeras conversaciones entre Fidel Romero López (miembro del Consejo de Dirección del Museo Garnelo) y Jose Luís Díez García (por aquel entonces Jefe del Departamento de Pintura y Escultura del Museo del Prado.

Gracias a la receptividad y gestiones de Antonio Carpio Quintero, Alcalde de Montilla, el proyecto fue consolidándose, al entender el Museo del Prado que ningún otro espacio expositivo era mejor que nuestra institución.

Todas las corporaciones municipales, desde entonces hasta hoy, se han mostrado ilusionadas y comprometidas con la restauración y el depósito de la obra en nuestro museo, queremos expresarle a todas nuestro agradecimiento y, a la actual, el impulso económico definitivo.

En el acto de presentación han intervenido: Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado; el alcalde de Montilla, Rafael Llamas; Javier Barón, jefe del Área de Conservación de Pintura del Siglo XIX y la restauradora Lucía Martínez.

Restauración y exposición

La obra ha sido sometida, durante seis meses, a una importante intervención gracias a la aportación económica del Ayuntamiento de Montilla. Este proceso ha permitido recuperar todos los valores de manera que, a pesar de los daños, la imagen original no se ha visto alterada.

Antes de su traslado al Museo Garnelo de Montilla se expondrá en la sala 61 del edificio Villanueva por un período de dos meses.

Durante un período de seis meses La muerte de Lucano de José Garnelo, que obtuvo la segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887, ha permanecido en los talleres de Restauración del Museo del Prado, que cuentan con la colaboración de la Fundación Iberdrola España, para ser sometida a una importante intervención que ha supuesto la recuperación completa de la obra.

Por Real Orden de 12 de julio de 1928, la pintura de José Garnelo se depositó en el Instituto Provincial de Jerez de la Frontera (Cádiz), actualmente Instituto de Educación Secundaria “Padre Luis Coloma”, en donde ha permanecido hasta 2008, cuando se autorizó su levantamiento, para su nuevo depósito en el Museo Garnelo de
Montilla (Córdoba). Previamente a su traslado, la pintura se protegió, se desmontó de su bastidor y se colocó en un rulo para facilitar su transporte a Montilla.

Finalmente, en enero de 2018 comenzó la restauración, realizada en el taller de restauración del Museo del Prado por Ana Isabel Ortega y Álvaro Fernández, dirigidos por Lucía Martínez Valverde, miembro del Área de Restauración del Prado. Los trabajos comenzaron por la consolidación del soporte, tarea que se inició con la eliminación de los parches colocados para reparar las roturas y otros daños antiguos. Una vez eliminados todos los elementos no originales fue necesaria una la limpieza profunda de las colas empleadas en la antigua restauración para adherir los parches y las bandas perimetrales, ya que se habían utilizado colas sintéticas de difícil eliminación.

Recuperado el lienzo original y sin elementos extraños, se pudo realizar la fijación y consolidación de su capa pictórica. En este proceso se eliminaron las grandes deformaciones y se trabajaron las roturas para eliminar sus pliegues. Para reparar agujeros y desgarros fue necesario realizar más de treinta nuevos parches e injertos. De estos refuerzos, el más grande tiene aproximadamente 70 x 20 centímetros. Las nuevas bandas de tensión permitieron el nuevo montaje en el bastidor, una estructura robusta y de gran calidad que realizó el carpintero Tomás Duaso para garantizar la conservación futura de la obra. Además, para dar mayor solidez al soporte, se clavó sobre una tela de apoyo.

A partir de este momento la pintura estaba estabilizada pero su aspecto era muy deficiente por la acumulación de suciedad y la oxidación del barniz. La limpieza ha permitido recuperar todos los valores de manera que, a pesar de los daños, la imagen original no se ha visto alterada. Se ha recuperado la representación del espacio y cada figura adquiere su significado, sobre todo aquellas que están en el segundo término y apenas se podían reconocer. Con la limpieza también se hacen visibles detalles que sirven para comprender la escena, como las gotas de sangre que hay en el borde de la bañera, que hablan del suicidio del poeta después de haber sido acusado de participar en la conjura de Pisón.

También, el pergamino del ángulo inferior derecho cuyo texto estaba oculto por repintes. Ahora se pueden leer las primeras letras de Pharsalia, la epopeya escrita por Lucano en el año 61 d.C. El trabajo finalizó con la reintegración del color en las zonas pérdidas, y así facilitar al espectador la comprensión y el disfrute de la obra.

La obra, fechada en 1887, describe el tema representado a partir de este fragmento de Castelar, Discurso sobre Lucano: “Sobre su cadáver, inanimado y frío, se inclinaba llorosa una mujer que había recogido el postrer suspiro de los labios del poeta para guardarlo en su amante pecho, y las cenizas de su gloria para mostrarlas á las futuras generaciones” (Texto extractado de: Pintura del Siglo XIX en el Museo del Prado: Catálogo General, Madrid: Museo Nacional del Prado, 2015, pp. 215-216).

Representa el suicidio de Marco Anneo Lucano (Córdoba, 39-Roma, 65). Su participación en la conjura de Pisón contra Nerón le valió la condena a muerte, a la cual se anticipó cortándose las venas. La presencia de su esposa, Pola Argentaria, y de sus amigos, transmite la emoción de la escena, lo mismo que las rosas cortadas, las cadenas y los manuscritos del poeta. El énfasis en la anatomía, la amplitud de la ejecución y el acierto en la armonía del color y en el estudio de la luz hacen de esta obra la más importante de su autor, artista culto que llegaría a ser subdirector del Prado.

 

F. R.