TREINTA DE ABRIL EN EL MUSEO GARNELO. “Muerte de Lucano”

Hoy se cumplen mil ochocientos sesenta años de la muerte de Lucano y, aunque no es una efeméride de números redondos, es difícil que en el último día de abril, de cada año, los ecos de su memoria no resuenen en las salas del Museo Garnelo.

Pola Argentaria, su afligida esposa, dedicó su vida a que no se olvidase el genio de su amado. Se le atribuyen apasionados versos de dolorido recuerdo y una frase que es para nosotros un mandato, que va más allá de la conservación de la propia obra de arte.

“No muere el hombre si su muerte vive”

En el Museo Garnelo, cada pincelada de la obra del Prado respira de nuevo, contando la historia original con una frescura casi recién descubierta. La luz que siempre habitó la paleta del artista, entra al servicio de la tragedia, es como si la propia alma de la obra hubiera exhalado un suspiro de renovada juventud, para satisfacer los deseos de Pola y del propio Garnelo, que siempre colocaba a la mujer en un plano de superioridad moral o intelectual junto a su pareja. Aunque no es Pola la protagonista, la sitúa en el centro de la composición, como si quisiera recordarnos su deseo de perpetuar la memoria de su marido.

 

LUCANO, SU GENIO Y SU DESTINO

Marco Anneo Mela Padre de Lucano

Corría el año 40 d.c. y Marco Anneo Mela, padre de Lucano, ejercía en su Córdoba natal las tareas propias de la clase ecuestre romana, labores de administración relacionadas con el comercio y la banca. Siempre estuvo en su mente un ascenso en la escala social romana, quizá influenciado por su familia. Mela era hijo de Séneca el Retórico y hermano de Lucio Anneo Séneca, que se había convertido en tutor de Nerón, por lo que aceptó el noble cargo de procurador imperial en Roma, a donde se trasladó con su familia.

Pero la Urbe, laberinto de ambiciones y sombras, tejió un sino cruel para su estirpe. Nerón, emperador de alma turbia, primero honró a Lucano con su amistad, pero luego, celoso de su brillantez poética, lo arrojó a la oscuridad de la sospecha. 

En la obra de Garnelo, Mela aparece representado con los rasgos familiares de su hermano Séneca, en una actitud en la que parece lamentarse de su venida a Roma, espejismo de grandeza que devora a sus propios hijos. En ese instante capturado por nuestro artista,  parece reprocharse a sí mismo no haber permanecido en Córdoba cultivando la paz y la sombra; entonces, la llama de su Lucano  danzaría aún en el viento de la historia, en lugar de extinguirse bajo la noche implacable de la tiranía neroniana.

Por reclamar el patrimonio de su hijo, Mela fue acusado al año siguiente de su muerte, por Fabio Romano, de haber participado junto a aquel en la conspiración de Pisón. Ante un desenlace inevitable decidió suicidarse, no sin antes redactar un codicilo en el que donaba su fortuna a dos de los hombres más influyentes del entorno de Nerón, Tigelino y Capitón. Tan inconcebible gesto puede interpretarse como un intento de proteger a su familia restante y amortiguar su caída en desgracia.

Lucano fue inicialmente cercano a Nerón y formó parte de su círculo íntimo, incluso le dedicó una alabanza (Laudes Neronis) que leyó públicamente en los juegos en honor al emperador. Sin embargo, su relación se deterioró debido a la envidia de Nerón hacia el talento poético de Lucano, que incluso le hizo abandonar una lectura pública del cordobés, a prohibirle publicar sus versos, hacer declaraciones públicas y ejercer la abogacía. De esta forma lo narra Tácito en el libro XV de sus Anales.

Marco Valerio Marcial. Poeta amigo de Lucano

Este abuso de poder llevó al joven poeta a unirse a la Conspiración de Pisón para derrocar a Nerón. Descubierta la conjura, Nerón ordenó a Lucano suicidarse en el año 65 d.C., cuando tenía 25 años. Tácito ofrece un relato escalofriante de sus últimos momentos: mientras su sangre fluía y sentía que sus extremidades se enfriaban, Lucano recordó un pasaje de su propia Pharsalia donde describía la muerte similar de un soldado. Garnelo representa en un ángulo del lienzo un papiro del poema, fiel a la descripción de Tácito.

En el centro de la composición, junto a Mela, aparece un desconsolado Marco Valerio Marcial, el poeta bilbilitano amigo de Lucano. Marcial dedicó tres poemas a las celebraciones del aniversario del nacimiento de Lucano, organizadas por Pola Argentaria muchos años después de la muerte del poeta. En estos poemas, Marcial presenta a Pola Argentaria como una mujer dedicada a la tarea de hacer perdurar el recuerdo de su esposo. Además de celebrar la gloria de Lucano, Marcial quiso destacar la devoción de Pola, inmortalizándola en su homenaje. Las fuentes indican que Marcial, junto con Estacio, siempre consideró a Lucano el poeta más grande de su generación.

«Día es este en que, consciente de un gran nacimiento, nos dio a Lucano y a ti, Pola. ¡Ah, cruel Nerón! Ninguna culpa más odiada: este crimen, al menos, nunca te debería haber sido permitido cometer»

Emilio Castelar realizó, en 1857, una tesis doctoral titulada Lucano, su vida, su genio, su poema; que fue leída en la facultad madrileña de filosofía en su investidura como doctor. Además, en 1871, escribió una extensa novela histórica titulada Nerón. Para muchas fuentes, Garnelo se inspira en Castelar para componer  “Muerte de Lucano”. Es cierto que el interés por los temas clásicos, en la España de la segunda mitad del siglo XIX, pudo haber influido en su elección del tema, que ya había motivado a su padre para una composición similar, que presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1866, el mismo año de su nacimiento. Pero, ante la ausencia de elementos descriptivos en la obra de Castelar, creemos que la erudición de Garnelo le llevó a investigar otras fuentes contemporáneas o más cercanas a la vida de Lucano, tales serían las obras de Tácito y Suetonio; incluso, como veremos más adelante, los propios versos de Pola Argentaria.

Al contemplar la fatal escena que Garnelo plasmó con maestría, nuestros ojos se posan sobre una figura enigmática, situada a la izquierda y vuelta de espaldas al espectador, recibiendo un foco de luz. Este hombre está apoyado en el borde de la bañera, mostrando una actitud de abatimiento, un peso silencioso ante el fin que se despliega. Imaginemos a Estacio Anneo, un antiguo esclavo proveniente de la Hélade, tierra de saberes antiguos y misterios. En la Roma imperial, donde la vida, el arte, la grandeza y la opresión convivían bajo el signo del poder, los curadores del cuerpo y sus dolencias eran a menudo almas nacidas en la servidumbre, portadoras del arte de la medicina. Estacio era uno de ellos, conocedor de las fragilidades humanas y de los secretos para aliviarlas.

Estacio Anneo

Pero la fortuna, o quizá el aprecio por su habilidad y carácter, le recompensó con su libertad, su manumisión. Al cruzar ese umbral, adoptó en su propio nombre el eco de su antiguo señor, Séneca, llevando desde entonces el apellido Anneo.  Estacio Anneo no fue solo un liberto o un médico hábil. Cultivó un lazo preciado de amistad con el gran filósofo Séneca, tío de Lucano, un vínculo que debió de trascender las barreras sociales, forjado en el respeto mutuo y, quizá, en el umbral mismo de la tragedia familiar. Se conjetura, aunque como un susurro teñido de melancolía más que como certeza histórica, que este hombre, que ya había acompañado a Séneca en su propio forzado final apenas veinte días antes, pudo haber sido el médico presente en los instantes postreros de Lucano. Garnelo lo representa de espaldas, con un magnífico estudio anatómico. La perfección velazqueña de su torso es imponente, realzada espectacularmente por una luz que otorga a su figura una volumetría casi escultórica.

Pola Argentaria

Pola Argentaria, a quien no cesamos de alabar, se alza como un corazón palpitante en el centro mismo de la escena. Situada en un primer plano, su presencia otorga al cuadro una honda perspectiva y una resonancia emocional que captura la mirada. Garnelo, con una erudición admirable, la coloca allí, reconociendo su trascendencia en perpetuar la memoria de Lucano, en una actitud de sereno dolor, una valiente resistencia a la adversidad, en la misma línea del estoicismo romano. El pintor recoge en el lienzo un gesto de una ternura postrera y un profundo simbolismo. Inclinada junto al lecho, Pola se dispone a recoger, con un beso, el último suspiro de su marido. Este acto no es casual; el culto pincel de Garnelo evoca un antiguo ritual romano, según el cual el pariente más cercano del moribundo debía recibir su último aliento para custodiar el alma, impidiendo que cayera presa de malos espíritus o maldiciones. Así, Pola Argentaria, a través de la visión de Garnelo, se convierte en la guardiana del hálito vital, en la puerta misma entre la vida y el final impuesto por la crueldad de Nerón.

En un lecho postrero, Lucano yace condenado a morir, él mismo elige cómo. Ofrece los brazos al médico y, sin sangre, desfallece mientras recita versos de un soldado herido que así expira. Suetonio nos cuenta cómo la vida se va. Su brazo helado pierde la horizontalidad del lecho y colabora en la perspectiva que ofrece el pintor;  un Garnelo que, aún tan joven, nos revela una sólida formación intelectual, así como un profundo interés por el mundo clásico. El lugar respira arqueológico rigor y una ambientación fiel, con detalles geniales. Objetos simbólicos de gran valor relatan verdades, eternas y leales: una esfinge alada, símbolo de la muerte, recuerda su ubicuidad al pie del lecho. El laurel, al poeta colmado de gloria. Las cadenas, la resistencia al tirano Nerón. El brasero ardiente que, como el cuerpo, el alma exhala.  Ánforas que evocan la cicuta del adiós de Sócrates. Un papiro descansa en el mosaico el saber inmortal de Pharsalia, testigo mudo de un fin elocuente.

En el límite del lienzo, emergen las figuras de pretores encargados de administrar justicia y amigos de Lucano. Sus siluetas, imbuidas de una resignación solemne, testimonian el peso inexorable del deber cumplido. Sus actitudes, contenidas y graves, son un reflejo silencioso de la ley y de la lealtad. Los ropajes, son dotados por el maestro de un realismo y de una riqueza táctil que contribuyen de manera fundamental a la precisa ambientación histórica y demuestran su profundo conocimiento del mundo clásico.

Al fondo, en la penumbra profunda, cual sombra entre sombras, se revela la silueta tenue de una asistente de Pola Argentaria. Su presencia añade un misterio velado a la escena, como el eco silencioso de la realidad oscura que sugiere la zozobra de una vela.

Y ¿qué decir de las rosas?, de ellas nos hablará, más adelante, la propia Pola Argentaria, para demostrarnos que las pinceladas de Garnelo trascienden el instante fugaz, no detienen el tiempo en su lienzo, sino que elevan su obra a la categoría de testimonio eterno. Su arte es un espejo que refleja una época, rescatando del olvido la figura luminosa de Pola Argentaria, la mujer que latió junto al alma de Lucano, inmortalizándola para la historia.

 

LUCANO, UNA FIGURA CLAVE E INNOVADORA EN LA LITERATURA

Lucano irrumpe en el panorama literario con un genio original. Su trascendencia radica, sobre todo, en su monumental epopeya, La Pharsalia o De Bellum Civile, que osó narrar la cruda realidad de la guerra civil romana, entre César y Pompeyo, con una visión profundamente racionalista, desterrando la intervención divina que había guiado a sus ilustres predecesores.

Lucano no buscó un héroe mitológico, sino que centró su mirada en las ideas abstractas del destino y la libertad, elevando el conflicto humano a una dimensión filosófica y política.

La majestad y entonación de sus versos, el atrevimiento de sus metáforas y el lujo de su dicción revelan una imaginación prodigiosa. Fue un valiente denunciante de la tiranía y un fiel espejo de las ideas de su siglo. Aunque algunos críticos posteriores lo consideraron más orador que poeta, su genio superior fue innegable para figuras de la talla de Dante Alighieri, quien lo colocó entre los más grandes poetas de la Antigüedad. Su legado perdura, no solo como fuente histórica invaluable de la guerra civil, sino como el poeta que, con una exactitud genial, capturó el pulso trágico de su era, sellando su vida joven con sus propios versos.

 

 PHARSALIA

Así es conocido el poema épico de Lucano porque narra, en su libro VII,  la decisiva batalla de Farsalia, que tuvo lugar en los campos de Tesalia; para algunos autores es más apropiado el nombre De Bellum Civile, que aparece en párrafos anteriores para referirse a ella. Se considera una obra innovadora y tremendamente original por varias razones fundamentales que la diferencian de la tradición épica anterior, marcada por Homero y Virgilio.

Es la creadora de la épica histórica. Lucano muestra en su epopeya un vehículo para exactitud del conocimiento histórico. Su poema se convierte en una fuente primaria para la investigación de lo ocurrido en aquel período de la vida romana, siendo en ocasiones la fuente única para ciertos hechos.

Rompe con el aparato divino. A diferencia de las epopeyas clásicas donde los dioses intervenían y dirigían a los héroes, Lucano destierra la participación divina en los acontecimientos. Carece de un héroe tradicional. En la Pharsalia, los personajes como César o Pompeyo no son héroes convencionales manejados por los dioses. En cambio, el poema se centra en las ideas abstractas del destino y la libertad. Se presenta al hombre como dueño de sus acciones y responsable de ellas. Esto marca una transición hacia una edad literaria más «humana», donde la «historia severa quita al héroe humano el brillo de que está cubierto el héroe divino». La obra, de diez libros, incorpora la exactitud y el racionalismo como facultades clave, gracias a los conocimientos científicos de Lucano.

Influencia en otros autores

Uno de los testimonios más sublimes de esta influencia se halla en la pluma del mismísimo Dante Alighieri, quien, al trazar su descenso por el inframundo poético, honró a Lucano colocándolo entre los más grandes poetas de la Antigüedad. En el canto cuarto de El Inferno, lo sitúa junto a figuras tutelares de la tradición clásica, uniendo así su espíritu al genio de la edad media. Las palabras de Dante resuenan con su eterna admiración.

Su obra representó una «ruptura» en la poesía, ofreciendo un nuevo camino para abordar temas históricos y políticos con una entonación solemne y majestuosa y un atrevimiento en las metáforas.

En épocas posteriores, el eco de la Pharsalia ha continuado inspirando la reflexión personal. Por citar solo algunos ejemplos; Montaigne, el célebre ensayista francés expresó su admiración personal por Lucano, valorando no solo su estilo, sino también su «valor propio» y la «verdad» de sus opiniones y juicios. Marmontel honra a Lucano con versos que destacan su capacidad para dar vida a la historia sin recurrir a la intervención de dioses o del inframundo, algo que Lucano logra con su «fuego divino»

Unamuno volvió a Lucano en momentos de profunda congoja personal y ante el turbulento panorama europeo y español. Encontró en los «robustos hexámetros latinos» del poema una forma de templar su espíritu ante las emociones de la guerra. Unamuno se refería a Lucano con un sentido de cercanía y pertenencia, llamándolo directamente «Aquí está Lucano, nuestro Lucano, ¡el español!». Don Miguel identificaba la Pharsalia como un poema que «canta a un vencido, a Pompeyo». Vio en esto el «primer canto robusto de esta mi patria», y consideró que «Ya se anunciaba el quijotismo». Para él, «¡Lucano fue un profeta de don Quijote!». Reitera esta idea al llamar a Catón «una especie de Don Quijote romano y pagano».

Además de su célebre epopeya, Marco Anneo Lucano escribió numerosas otras obras, cuya enumeración excede nuestro propósito, sin embargo, la mayoría de ellas no se han conservado hasta nuestros días, solo conocemos sus nombres y, en algunos casos, su temática general. De su extensa producción, solo Pharsalia ha llegado, aunque inconclusa, íntegramente a nosotros.

 

POLA ARGENTARIA, SU DESEO, NUESTRO OBJETIVO

“No muere el hombre si su muerte vive”

Algunos la describen como una «bella mujer con notables inquietudes intelectuales», criada en un «ambiente culto» que sin duda reforzó su interés por la literatura y facilitó su relación con Lucano.

No fue una mujer ordinaria; debió poseer una «personalidad sobresaliente» que, incluso en su madurez, conservaba «su encanto» y atraía a un «exquisito grupo de mujeres». El poeta Estacio llegó a sugerir, a través de la musa Calíope en su Tebaida, que Pola cantaba y componía versos, con una imagen de talento poético. Estacio la describe, además, con una «juvenil gracia» y la llama «elegante (nitida) Pola». 

Pero, quizá, el rasgo más conmovedor de Pola fue su inquebrantable fidelidad y valentía tras la trágica muerte de Lucano. A pesar de que el poeta murió bajo una acusación muy grave y recordar su memoria podría traer problemas, esta mujer «enamorada» no tuvo miedo de seguir celebrando cada año el aniversario del nacimiento de su esposo. Marcial le dedicó epigramas para este día, y en uno de ellos pide al dios Febo que Pola «celebres a menudo a tu marido y que él lo celebre». Este acto de conmemoración, realizado durante casi treinta años, demuestra que fue «una mujer valiente y de gran carácter». No se limitó a ser la viuda devota, sino que, en aquel refinado mundo de la sociedad romana culta, sobresalía «por sus propios méritos».

Su origen

En el Valle de Alcudia, La Bienvenida es en la actualidad una pequeña aldea muy próxima a la frontera Andaluza. Allí se encuentran las ruinas de Sisapo, una ciudad romana que se venía identificando, desde antiguo, con Almadén. Las nuevas investigaciones desvelan que era la capital de una vasta comarca minera. Sierra Morena, territorio antaño explotado por los oretanos íberos, se reveló como un enclave de especial interés para el florecimiento de la minería romana de la Bética. Aunque las minas pertenecían al Estado romano, su explotación se confiaba a empresas como la «Sociedad Sisaponense», cuyo nombre resonaba en los escritos de Cicerón y Plinio. Esta compañía centró su actividad en la extracción y el comercio de la valiosa galena argentífera y el preciado cinabrio, procedentes de las comarcas de Almadén y del Valle de Alcudia.

Ruinas de Sisapo
Poblado minero romano de Valderrepisa, junto a Fuencaliente

La dirección de las empresas mineras, aunque generalmente confiada a hombres libres, admitía en ocasiones la participación de libertos, quienes, liberados de su anterior condición, podían ascender hasta alcanzar una posición social notable. Tal fue el caso de un antiguo esclavo de la Sociedad Sisaponense, cuyo vínculo con la explotación y el comercio de la plata quedó grabado en el sobrenombre de Argentarius. A esta familia, favorecida por un ascenso social que probablemente la elevó hasta el rango ecuestre, pertenecería una mujer de singular belleza y espíritu cultivado, Pola Argentaria, cuyo nacimiento es situado por algunas fuentes en las proximidades de Córdoba, en el siglo I de nuestra era.

El hogar de Pola Argentaria se cimentó sobre la prosperidad de su padre, Pollius Argentarius, hijo del orador Argentarius, cuya posición favoreció el encuentro con ilustres familias cordobesas, entre ellas los Anneo, cuna del insigne Séneca. Pola floreció en un ambiente de saber y refinamiento, nutriendo su innata pasión por las letras. Este entorno propicio tejió los hilos de su destino con Marco Anneo Lucano, sobrino del gran Séneca, a quien su vida y recuerdo quedaron vinculados hasta su muerte.

Muchos autores sugieren que poseía especial gracia para cantar y componer versos. Ella deseaba que sus celebraciones poéticas fueran como un «obsequio suyo» al poeta amado, para ello compuso estos versos.

«Esposo mío, hoy han muerto contigo la justicia y la poesía.

Esto se ha grabado con fuego y con dolor en mi memoria:

mi corazón sangrando junto a tu corazón;

tu rostro amado, una rosa tanto más blanca

cuanto más se teñía tu lecho de púrpura.»

Garnelo, “el pintor más culto de su época”,  hace que el verso florezca con un tapiz floral de rosas blancas y la fragancia de la emoción. Su belleza reside también en la capacidad de evocar mundos enteros en sus pinceladas. El cuadro no solo ilustra el momento histórico, sino que lo expande, ofreciendo una nueva ventana a su esencia.

 

                                                       F. R.                   

Podcast

 

                                             

 

«EL MUSEO GARNELO DE MONTILLA, UNA APROXIMACIÓN CUALITATIVA». Miguel Carlos Clementson Lope. Encuentros Culturales, «Fundación Cajasol»

La Fundación Cajasol clausuró ayer, 22 de abril, la VIII edición del Ciclo de «Encuentros Culturales», una cita consolidada que invita a la reflexión y al diálogo en torno a la historia, el arte y el pensamiento.

Esta VIII edición comenzó, el 11 de febrero, con la intervención del ilustre cardiólogo Manuel Concha, “Figuras legendarias de la Cirugía del Corazón”. Contó, como las anteriores, con la participación de expertos en distintas áreas, que compartieron sus conocimientos con el público cordobés. Este evento fomenta el acercamiento a la historia local y resalta la importancia de la ciudad y su influencia en ámbitos tan diversos como el cine, la medicina y el arte. La clausura la realizó Miguel Carlos Clementson Lope, director de la Escuela de Arte y Superior de Diseño «Mateo Inurria» de Córdoba, con la conferencia,  “Museo Garnelo de Montilla, una aproximación cualitativa”.

Clementson se centró en la génesis del museo, desde aquella afortunada visita que realizó su alma mater, don Manuel Cabello de Alba, a Algeciras en  octubre de 1997, para convencer a don Joaquín Cuello Garnelo, sobrino nieto del pintor, y emprender el proyecto. Aquellas conversaciones fueron el germen de la actual feliz realidad.

También nos habló el profesor de la poliédrica personalidad de Garnelo, cuya investigación es siempre sorprendente. La ponencia dejaba buena nota del reconocimiento que las más importantes instituciones artísticas nacionales han mostrado al Museo Garnelo; entre ellas el Museo del Prado y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. De la primera, la pinacoteca montillana expone tres obras en depósito y, la segunda, la propuso para su Medalla de Oro y Premio Extraordinario de la Academia.

También dejó constancia el ponente de la generosidad de los donantes y cedentes de obras del Maestro, del trabajo realizado por Fidel Romero y de la abnegación de José Antonio Cerezo, quien fue director del Museo desde su apertura y, en la actualidad, ostenta la Dirección Honoraria. Para Clementson, la Asociación Amigos del Museo Garnelo, sigue avivando esa chispa inicial de don Manuel Cabello de Alba, con la que prendió la llama del proyecto.

José Antonio Cerezo y Antonio Luis Jiménez en una de las salas del Museo Garnelo

Reiteró varias veces en la ponencia la afortunada circunstancia de que todos los grupos políticos se han mostrado siempre unánimes en la defensa y la protección de tan preciado bien cultural para la ciudad de Montilla. Desde la propuesta de Miguel Carlos Clementson, con motivo de la donación de «Pro Patria semper» por parte de la familia Cabello de Alba Portero, en 1997, las sucesivas corporaciones municipales han mantenido siempre esa sintonía e implicación con la institución artística; la actual acometió la restauración de la Capilla del antiguo Asilo de Los Dolores en 2021 y las reformas necesarias para acoger los depósitos del Prado y actualizar el discurso expositivo en 2023. No olvidó tampoco la aportación de «savia nueva» y la labor actual de Antonio Luis Jiménez.

Hoy, con José María Cabello de Alba, la corriente vital de su padre fluye a través del proyecto, nutriendo su crecimiento y manteniéndolo en movimiento.

Miguel Carlos Clementson Lope, director de la Escuela de Arte y Superior de Diseño «Mateo Inurria» de Córdoba

La prensa local y nacional se ha hecho eco de esta magnífica ponencia, adjuntamos algunos enlaces:

AGENCIA EFE:  Garnelo, el culto pintor montillano, profesor de Picasso y revolucionario de la enseñanza – EFE

ABC: Garnelo, el culto pintor montillano, profesor de Picasso y revolucionario de la enseñanza

EL DÍA DE CÓRDOBA: José Garnelo, el culto pintor de Montilla, profesor de Picasso y revolucionario de la enseñanza

LA VANGUARDIA: Garnelo, el culto pintor montillano, profesor de Picasso y revolucionario de la enseñanza

DIARIO CÓRDOBA: Garnelo, el culto pintor montillano, profesor de Picasso y revolucionario de la enseñanza

VIII CICLO DE ENCUENTROS CULTURALES. El Museo Garnelo de Montilla, una aproximación cualitativa

La Fundación Cajasol clausura, el 22 de abril, la actual edición del Ciclo de «Encuentros Culturales», una cita consolidada que invita a la reflexión y al diálogo en torno a la historia, el arte y del pensamiento.

Esta VIII edición comenzó, el 11 de febrero, con la intervención del ilustre cardiólogo Manuel Concha; “Figuras legendarias de la Cirugía del Corazón” y contó, como las anteriores, con la participación de expertos en distintas áreas, que compartieron sus conocimientos con el público cordobés. Este evento fomenta el acercamiento a la historia local y resalta la importancia de la ciudad y su influencia en ámbitos tan diversos como el cine, la medicina y el arte.

El ciclo lo cerrará Miguel Carlos Clementson Lope, director de la Escuela de Arte y Superior de Diseño «Mateo Inurria» de Córdoba, el martes 22 de abril a las 19:30 h., con la conferencia:

“Museo Garnelo de Montilla, una aproximación cualitativa”

La entrada es libre hasta completar aforo.

Fundación Cajasol. Av. Ronda de los Tejares, 32, 14008 Córdoba

 

 

«ASPASIA Y PERICLES» MUSEO GARNELO. Vídeo sobre la obra

La figura de Aspasia continúa siendo un enigma en la actualidad, pero algunas dudas sobre su personalidad se han ido despejando al admitirse que las diferentes hipótesis no eran excluyentes entre sí. Sarah Pomeroy, autora de «Diosas, prostitutas, esposas y esclavas» nos habla en su obra de las aptitudes de las hetairas para ser así definidas. Se entrenaban «en las artes de la danza y de la música, así como en la retórica», podían «mantener conversaciones con los principales políticos y aristócratas sobre la filosofía, la política y la actualidad».

Procedente de Mileto, ciudad de Tales y del florecimiento filosófico, literario y científico, Aspasia alcanzó un nivel de formación inusual, no solo entre las mujeres de la época sino entre los hombres más reputados e influyentes de Atenas. Platón, en su Menéxeno, daba voz a Sócrates para decir que había sido alumno de Aspasia, de la que aprendió la retórica, y recordaba que su amado Pericles también fue su discípulo.

…tengo por maestra a una mujer muy experta en la retórica, que precisamente ha formado a muchos otros excelentes oradores y a uno en particular, que sobresale entre los de Grecia, Pericles, hijo de Jantipo.

Platón (Menéxeno)

José Garnelo la representa velada, en un momento íntimo con Pericles, en el que el gran estadista griego prepara, con su maestra, la famosa «Oración Fúnebre» que pronunció en el transcurso de la Guerra del Peloponeso. Nunca lo sabremos pero, ante la composición de Garnelo, podemos imaginar a Aspasia indicando a Pericles cuáles debían ser las palabras que dedicó, en su discurso, a las mujeres atenienses.

«…acerca de las virtudes propias de la mujer, lo resumiré todo en un breve consejo: grande será su gloria si no desmerecen su condición natural de mujeres y si consiguen que su nombre ande lo menos posible en boca de los hombres, ya sea en elogios o críticas«.

Pericles (Oración Fúnebre)

Según Pascal Szidon, Jefe de Proyectos de la Direction de la Culture de France Télévisions, que dedicó un reportaje a la figura de Aspasia en diez obras, las representaciones de Aspasia en la pintura decimonónica son casi exclusivas de los artistas franceses, Garnelo constituye una excepción, no solo por ser español, sino por su forma de representar a la pareja helena en “Aspasia y Pericles”. Es una escena en la que Aspasia  instruye a Pericles en la retórica, nada habitual en los artistas franceses, que siempre la representan en segundo plano, con Sócrates, Pericles o en el taller de Fidias. En el citado reportaje aparece la delicada obra de Garnelo entre autores de la talla de Delacroix, Alma Tadema, Gérôme, Corneille…

Armand D’Angour, profesor asociado de Clásicos de la Universidad de Oxford y autor de “Sócrates enamorado”, asegura en sus investigaciones que el filósofo griego obtuvo de Aspasia  la inspiración para sus originales ideas sobre la verdad, el amor, la justicia, el coraje y el conocimiento. Si Sócrates es considerado por todos el padre de la tradición filosófica europea, Aspasia es una de esas muchas mujeres cuya figura debe ser reconsiderada y ocupar el lugar que le corresponde en la historia.

Garnelo, el pintor más culto de su época según el historiador Sánchez Cantón, conocía bien la personalidad de Aspasia y la muestra en un plano dignamente superior al de Pericles. Es habitual en la obra de Garnelo esa concesión de protagonismo a sus personajes femeninos; “Veturia y Coriolano” y “Cornelia, madre de los Graco” son claros ejemplos de ello.

Este vídeo es un pequeño acercamiento al lienzo «Aspasia y Pericles» del Museo Garnelo. Agradecemos a María Paz Torres haber prestado su cálida voz para describir esta obra maestra, de primorosa y sutil pincelada.



                         F.R.

“IDENTIDAD HISTÓRICA DE ESPAÑA EN LA PINTURA DE JOSÉ GARNELO Y ALDA”. Conferencia íntegra de José Luis Díez

En el Canal YouTube del Museo Garnelo ha sido publicada, íntegramente, la conferencia que pronunció José Luis Díez el pasado 20 de noviembre.

“IDENTIDAD HISTÓRICA DE ESPAÑA EN LA PINTURA DE JOSÉ GARNELO Y ALDA”

Don José Luis Díez, Académico de número de la Real Academia de la Historia, que fue Subdirector del Museo del Prado y Director de las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional, realiza en esta enriquecedora conferencia numerosas aportaciones al conocimiento de la personalidad artística y humana de José Garnelo y Alda. El Museo Garnelo le agradece este magnífico trabajo y recuerda que, gracias a su labor, hace más de dos décadas se iniciaron las gestiones para que “Muerte de Lucano”, propiedad del Museo del Prado, viajase a Montilla. Fue la “primera piedra” que facilitó la feliz realidad actual del museo montillano, ya depositario de tres obras de nuestra primera pinacoteca. Para don José Luis Díez el Museo Garnelo suponía “el saldo de una clamorosa deuda, además del tributo sobradamente merecido a una de las personalidades más singulares de la pintura española del último cuarto del siglo XIX». Sus palabras, alentadoras entonces, continúan siéndolo en la actualidad.

«IDENTIDAD HISTÓRICA DE ESPAÑA EN LA PINTURA DE JOSÉ GARNELO Y ALDA». Conferencia de José Luis Díez

El pasado miércoles, 20 de noviembre, tuvo lugar en el Museo Garnelo la conferencia «IDENTIDAD HISTÓRICA DE ESPAÑA EN LA PINTURA DE JOSÉ GARNELO Y ALDA». José Luis Díez, quien fuera subdirector del Museo del Museo del Prado y director de las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional, nos ilustró a través de las obras en las que el pintor montillano interpretó la historia de España. El acto, organizado por Amigos del Museo Garnelo con el apoyo del Ayuntamiento de Montilla, supuso el lleno absoluto del patio de la Casa de las Aguas.

Para el Museo Garnelo han sido muy importantes las aportaciones realizadas por José Luis Díez, en un trabajo sensacional que, con casi dos horas de duración, dejó a todos los asistentes la sensación de haber sido breve, como todo lo bueno. Díez ha autorizado al Museo Garnelo a publicar la conferencia íntegra en su canal de YouTube y, en cuanto la editemos, será de libre acceso para todos los interesados que no pudieron asistir.

Por gentileza de Carmina Leiva, incluimos aquí unas palabras previas del conferenciante, extraídas de su sitio web, en el que informa del acto con su habitual buen análisis y enfoque.

«IDENTIDAD HISTÓRICA DE ESPAÑA EN LA PINTURA DE JOSÉ GARNELO Y ALDA». Conferencia de José Luis Díez en el Museo Garnelo, 20 de noviembre a las 19:30 h.

Miércoles, 20 de noviembre, a las 19:30 h.   MUSEO GARNELO

Hace más de dos décadas, cuando el Museo Garnelo era un proyecto y aún no había abierto sus puertas, alentados por el entusiasmo de Manuel Cabello de Alba, conseguimos contactar con José Luis Díez, por aquel entonces Subdirector del Museo Nacional del Prado. Solicitábamos su opinión y consejo sobre nuestras aspiraciones; sabedores de la vinculación de Garnelo al Museo del Prado —del que fue Subdirector en 1915— y de que nuestra primera pinacoteca era propietaria de las grandes obras premiadas del Maestro.

José Luis Díez

Fue José Luis Díez muy receptivo y afectuoso, nos afirmó que el Museo Garnelo suponía «el saldo de una clamorosa deuda, además del tributo sobradamente merecido a una de las personalidades más singulares de la pintura española del último cuarto del siglo XIX». En esa misma ocasión propusimos que «Muerte de Lucano» viniese a Montilla. Su disposición fue plena, nos recibió en el Prado y, gracias al apoyo unánime del Ayuntamiento de Montilla, iniciamos una fructuosa relación institucional, que continúa en la actualidad con el depósito de tres de sus obras.

Cuando «Muerte de Lucano» llegó al Museo Garnelo, José Luis Díez era ya Director de las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional. Nunca dejaremos de agradecerle esa primera piedra, esa apertura de puertas sin la que no hubiese sido posible la feliz realidad actual.

Sintetizar aquí un currículum de José Luis Díez literalmente es imposible; cualquiera que desee hacerse una idea de su formación, cargos de máxima relevancia en las más prestigiosas instituciones museísticas, trabajos de investigación, exposiciones comisariadas…, solo tiene que introducir su nombre en un buscador para verse «inundado» de elogiosas referencias.

Desde 2010, José Luis Díez es Académico de número de la Real Academia de la Historia y, conocedor de nuestra estima y agradecimiento, nos ha concedido una interesante y reveladora conferencia; una reflexión sobre la Identidad histórica de España en la pintura de José Garnelo y Alda; uno de los muchos temas que, nos asegura, le ha interesado siempre de la obra del artista, y que tiene una presencia recurrente y poliédrica a lo largo de toda su carrera.

El acto tendrá lugar en el Museo Garnelo, el miércoles 20 de noviembre, a las 19:30 h. La entrada es libre hasta completar aforo.

 

CARTEL DEL ACTO

 

 

F. R. 

«HISTORIA» NATIONAL GEOGRAPHIC. Aspasia y Pericles

La prestigiosa revista «Historia», de National Geographic, ha elegido recientemente la obra de José Garnelo, «Aspasia y Pericles», como cabecera de una de sus publicaciones sobre el estratega y político griego; ASPASIA Y PERICLES, AMOR Y PODER EN ATENAS.

El artículo luce ilustrado con obras de algunos genios de la pintura universal, como Louis-Hector Leroux, Nicolas-François Chifflart y Michel Corneille el joven; así como con imágenes de esculturas y cerámicas de los más importantes museos.

La televisión pública francesa, France Télévisions, también dedicó un documental a la figura de Aspasia de Mileto, con el título “Aspasie de Milet en dix œuvres” (Aspasia de Mileto en diez obras).  El trabajo de «France Culture» incluía la obra de Garnelo. Según Pascal Szidon, Jefe de Proyectos de la Direction de la Culture de France Télévisions, las representaciones de Aspasia en la pintura decimonónica son casi exclusivas de los artistas franceses; junto al angloneerlandés Alma-Tadema, Garnelo constituye una excepción, no solo por ser español, sino por su forma de representar a la pareja helena en “Aspasia y Pericles”, en una escena en la que Aspasia  instruye a Pericles en la retórica, nada habitual en los artistas franceses, que siempre la representan en segundo plano, con Sócrates, Pericles o en el taller de Fidias.

El artículo de Francisco Javier Murcia, doctor en Filología Clásica, es un interesante recorrido por la historia de la pareja y los condicionamientos que, en el siglo V a.C., soportaban las mujeres de distinta consideración social.  Sin embargo, no hay duda de que Aspasia destacó por su inteligencia y educación, tal como recogía Plutarco, «los amigos de Sócrates llevaban a sus mujeres a casa de Aspasia para escucharla».

Según el autor, en una obra de Platón, Sócrates se declara discípulo de Aspasia: «Tengo la suerte de tener como maestra a una de las mujeres más distinguidas en oratoria, que, además, ha formado a otros muchos oradores y, en particular, a Pericles». Fue uno de esos momentos íntimos, de enseñanza de la retórica, lo que inspiró a Garnelo para componer esta obra, pieza clave del Museo Garnelo.

Aspasia y Pericles. Museo Garnelo

 

F. R.         

 

GARNELO EN BRIGHTON Y LONDRES. EXHIBITION OF “MODERN SPANISH ART”, 1914. Una magna exposición de arte moderno español en una Europa convulsa

 

José Garnelo y Alda comenzó su relación con Inglaterra en 1893, cuando el banquero inglés Thomson le encargó los cuadros Veturia y Coriolano y Aspasia y Pericles. Luego, en 1905, realiza un Retrato del rey Alfonso XIII para la Embajada de España en Londres. En 1906 expone el Retrato de la Marquesa de Ayerbe y organiza una exposición individual. En 1907 participa en la Exposición de la Sociedad de Bellas Artes, con Capea en Las Navas del Marqués. Respecto a esta obra, conservamos una carta de Garnelo a Alma Tadema en la que le agradece su acogida en Londres y solicita, del genio prerrafaelita, la supervisión del lienzo durante su estancia en la capital.

Quizá, el espectáculo más memorable de los acontecidos en Inglaterra fue la Exposición de Arte Moderno Español, celebrada en Brighton entre mayo y agosto de 1914. Fue solicitada por el director del Museo de Brighton, Mr. Henry D. Roberts y organizada por la Asociación Española de Pintores y Escultores. El evento se celebró en el suntuoso edificio de Bibliotecas, Museos y Exposiciones de la ciudad. Pocas personas estuvieron tan estrechamente asociadas a la vida cultural del Brighton de principios del siglo XX como Roberts. Nacido en Newcastle, se trasladó a la bella ciudad sureña en 1906 y estuvo involucrado en su biblioteca pública, museos y galerías de arte durante casi treinta años.

En la página que reproducimos del catálogo aparece el elenco organizativo, en el que figuran como “Patrocinadores de Honor” los reyes de España, don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia de Battemberg, y Henry de Battemberg, miembro de la casa real británica y padre de nuestra reina. Aparece también el Comité Español, al que pertenecía Garnelo como Secretario de la Asociación de Pintores y Escultores. Son varias las referencias que Garnelo hace, en «Por el Arte», a los preparativos de la exposición.

Con esta muestra de arte español moderno se llegaba a la quinta de la serie de exposiciones que trataron sobre la obra de las escuelas continentales: Arte Francés Moderno, 1910; Arte Sueco Moderno, 1911; Arte Danés Moderno, 1912 y Arte Noruego Moderno, 1913. Todas tuvieron éxito y el comité organizador apostó por que la exposición española fuese de tanto, o de más interés, que las ya celebradas. Se hizo todo lo posible para garantizar que la muestra resultase completamente representativa y de carácter nacional en todos los aspectos.

 

Se lamentaba Roberts de una deficiencia comparativa, con otros países, en el número de paisajes; pero él mismo daba la respuesta:

“según mi experiencia, los artistas españoles dedican más tiempo a los temas de género y figuras, y menos atención a los paisajes y acuarelas de lo que es habitual en este país.”

Brighton Museum and Library

Mr. Henry D. Roberts, decía tener autoridad para asegurar que, como colección de obras de artistas españoles puramente modernos, era una de las mejores que se había reunido nunca. Aseguraba que esto se debía, principalmente, al excelente criterio con que habían seleccionado las piezas en el Comité de la Asociación de Pintores y Escultores de Madrid, de la que el Rey de España era Presidente Honorario y Garnelo, como es bien conocido, pieza directiva fundamental.

También invitaba el Comisario a acudir a la Brighton Reference Library, donde había recopilado los libros y textos necesarios para un mejor entendimiento del Arte Español.

“En exposiciones similares anteriores ha sido habitual imprimir un artículo, que trata sobre el arte moderno del país en cuestión, escrito por un crítico de arte de reputación y autoridad. Este año el catálogo no contiene ningún artículo de este tipo, pero se espera que los interesados ​​consulten los libros y artículos de revistas sobre el tema que se encuentran en la Biblioteca Pública de Brighton, de los cuales se puede encontrar una lista en las páginas 6 a 17. Por lo tanto, se pretende que la exposición hable por sí misma”

En la fotografía del listado aparece una publicación que Garnelo envió a petición de Roberts: «El material y la factura en los pintores Españoles de la primera mitad del siglo XIX. Ilus. Por el arte, año I, 1913, Num. 7, pp. 10-1 7.»

Las notas biográficas sobre los artistas, que aparecieron como novedad en este catálogo, fueron muy celebradas por Roberts, puesto que daban idea de la importancia de los expositores, la mayoría de los cuales ya había alcanzado la distinción. El cartel de la exposición, que se reproduce en la portada del catálogo, fue obra de José Pinazo Martínez, quien también intervino en la muestra.

Garnelo expuso dos obras: Fidelidad a Prueba y Santuario Greco-Ibero, esta última fue reproducida en el catálogo, se trata de una visión diferente y moderna de la obra que presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1912, y que hoy es propiedad del Museo de Bellas Artes de Valencia.

El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda había declarado la guerra al Imperio Alemán el cuatro de agosto. En estos primeros días de septiembre, de hace ciento diez años, debían estar preparándose para su viaje a Londres las obras de la exposición clausurada en Brighton. La reputada Grafton London Galleries acogió en la capital inglesa la Spanish Modern Art, hasta diciembre de 1914.

Pese a que ambas exposiciones se desarrollaron en ambientes prebélico y bélico, fueron muy frecuentadas y dejaron buen sabor en la prensa artística de la época. El calendario fue benévolo en parte y, durante el periodo de exposición en Brighton, la ciudad era lugar de recreo para muchos londinenses, que escapaban a sus bonitas playas. Las fotos de ese verano en nada envidian en número de bañistas a las actuales. En un artículo publicado en «La Esfera», a principios de agosto, el autor compara las anteriores exposiciones con la española, asegurando que no llegaron a alcanzar ni la mitad siquiera de la acogida que los ingleses habían dispensado a la nuestra. Hace referencia a más de cinco mil asistentes semanales, solo de Brighton, y argumenta que no se registraban los miles de visitantes estivales de la ciudad.

Brighton Beach. 1914

A finales del año 1914, Brighton ya había transformado la fisonomía de muchos de sus edificios públicos, el mismo Royal Pavilion, que fue primera sede de la Biblioteca, fue dedicado a hospital de guerra para el heroico Ejército Indio, que tanto aportó al Reino Unido en la primera fase de la Gran Guerra, cuando aún se entrenaban reclutas y no se había conseguido la movilización óptima. 

ROYAL PAVILION, convertido en hospital de guerra, diciembre de 1914

 

Grafton London Galleries

Durante el periodo de exposición en Londres la capital tampoco sufrió bombardeos importantes. El primero fue en diciembre, perpetrado por un hidroavión alemán y de escasa consideración. Cuando empezaron a intensificarse los ataques, en enero de 1915, las obras se encontraban de vuelta a España. A partir de 1915 los famosos Zeppelines alemanes comenzaron a intimidar a Gran Bretaña. Pese a que los resultados aéreos no fueron buenos, desde el punto de vista militar, el pánico bajo las sirenas se hacía extensivo.

A lo largo de la guerra los dirigibles fueron dando paso a los aviones. La fuerza aérea británica creo la RAF (Royal Air Force), nuevo muro de contención que, en el plazo de veintidós años, iba a tener la oportunidad de demostrar su aptitud, consagrándose gloriosamente en el nuevo intento germano de doblegar al país con bombardeos.

 

F. R.         

 

¡Quién supiera escribir!

Don Ramón de Campoamor y Campoosorio editaba en 1846 sus primeras “Doloras”; de la segunda edición es ¡Quién supiera escribir!, un hermoso poema lleno de ternura y sensibilidad. Tras un tono más bien humorístico y ligero, se esconde una seria reflexión sobre la importancia del dominio de la lengua escrita para poder comunicarse con los demás, una necesidad cotidiana de mucha trascendencia. Los versos, en tono humorístico y alegre, definen la paradoja entre la joven que ama y no puede expresarlo en letra escrita y el cura que sí puede escribirlo, pero no lo siente. more «¡Quién supiera escribir!»